Tengo un compañero cuyo sobrino, de cuatro o cinco años, es fan absoluto de Batman.
La excusa perfecta para dedicar el tiempo de reuniones internas a dibujar muñacos.
No porque no atienda, ojo: es precisamente así como me entero mejor de lo que escucho. Poner cara de tiburcio al frente sólo consigue que pase a estado marciano en poquísimo tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario